¿Por qué a veces podemos sentirnos mal con nosotros mismos?

Cualquier persona, en algún momento de su vida, puede sentir que las rutinas cotidianas le resultan más difíciles de realizar, que la relación con los demás o alguien en particular se muestra más compleja, que las cosas a las que no daba importancia le preocupan de manera desmesurada, que comportamientos hasta ahora habituales se convierten en un problema. Todo esto puede ocurrir por el mero hecho de ser humanos. El cuerpo tiene un cierto grado de resistencia a los agentes infecciosos, al deterioro orgánico, a las condiciones ambientales, pero cuando éstos lo sobrepasan, llega la enfermedad. También el psiquismo puede hacer frente a las adversidades, a las frustraciones, a los miedos, pero cuando éstos son muy intensos, pueden aparecer manifestaciones como la angustia, la depresión, las fobias, los pensamientos molestos, las tensiones musculares que provocan dolor, etc, y que podemos interpretar como que existe algo que inquieta.

¿Qué hacer cuando un síntoma o problema psicológico nos sobrepasa y domina?

Ante nuestros temores, frustraciones, miedos o inseguridades podemos emprender tres caminos: vivir sometiéndonos a ellos, querer deshacernos de ellos a toda costa, o pensar que se trata de una oportunidad para cambiar aspectos de nosotros mismos.

Mi manera de concebir la psicología clínica coincide con esta tercera alternativa, ya que considero que detrás de todo malestar psicológico se esconde un deseo de cambio, que hay que saber escuchar y entender. La angustia, las fobias, los síntomas psicosomáticos que afectan el cuerpo y todos los síntomas psíquicos en general, no se deben contemplar únicamente como fenómenos negativos que hay que eliminar y hacer desaparecer, sino también como la expresión inconsciente de un deseo de querer vivir de un modo mejor.

¿Qué hay detrás de un síntoma o malestar psicológico? 

Hablar es lo más natural del ser humano, lo que fundamentalmente nos diferencia del resto de los animales. Por este motivo tenemos tanta necesidad de hablar de las cosas que, como seres humanos nos ocurren, sobre todo si son dolorosas o nos afectan negativamente. Cuando hablamos de ellas sentimos un alivio y recuperamos la fuerza y la capacidad de seguir adelante con nuestras ilusiones y nuestra vida. Pero si no podemos hablar de aquellas cosas que nos preocupan y hacen sentir mal, el dolor puede quedar enquistado en nuestro interior y es entonces cuando aparece lo que llamamos un síntoma psicológico, como la angustia, la crisis de angustia, la fobia a algo, la impotencia, la sensación continua de tristeza, los mareos y vértigos de origen psicosomático, etc.

Por este motivo afirmamos que un síntoma psíquico no es en sí mismo el problema, sino tan sólo una señal que alerta de que algún hecho de nuestra vida nos está haciendo sufrir en silencio. Dicho de otro modo, cuando no buscamos o encontramos a nadie para hablar y que nos entienda, o ni siquiera podemos detenernos a reflexionar sobre algo que nos inquieta, el síntoma psíquico se encarga de hablar por nosotros. Efectivamente un síntoma psíquico es una forma de lenguaje, el modo de comunicar algo que no se ha podido expresar con palabras. A partir de esta explicación es fácil comprender que puedo ofrecer a la persona que acude a consultar: escuchar y ayudar a entender cuál es el sentido que se esconde detrás de su malestar.

¿Cuál es el objetivo de la psicoterapia o tratamiento psicológico?

Hay personas que solicitan herramientas para combatir su sufrimiento, estrategias para alejarlo, técnicas para conseguir que no les afecte. Hoy en día Internet y los libros de autoayuda ofrecen todo tipo de soluciones a esta demanda, pero su ineficacia es la prueba de que cada persona es diferente y que los hechos no afectan a todos de la misma manera. En consecuencia podemos afirmar que cada persona y sólo ella sabe cuál es la estrategia particular que necesita para vencer sus dificultades. El trabajo del psicólogo es ayudarla a descubrirla. Entonces, no sólo logra dominar el sufrimiento, fortalecerse y alejarlo, sino también incrementar la autoestima y la auto confianza, pues ha sido ella quien lo ha conseguido. La psicoterapia entendida de esta manera no es sólo un proceso para controlar lo negativo de nosotros mismos que nos hace sufrir, sino también un proceso de descubrimiento, una oportunidad para recomponer la propia personalidad y fortalecer la capacidad de independencia.

En este objetivo se centra mi tarea: escuchar y ayudar a descubrir.