La labor como psicólogo clínico me ha llevado a reflexionar sobre la importancia que tiene reunirse para conversar y dialogar (más allá del valor psicoterapéutico de hablar con alguien que te escucha y puede entenderte). Y llegué a la conclusión de que las personas necesitamos reunirnos y poder hablar, ya que hablar, además de permitir expresar aquello que pensamos, es la forma que tenemos los seres humanos de crear vínculos, comprobar que no estamos solos en el mundo y trabajar en objetivos comunes. Esto es lo que expreso en el libro La incomunicación virtal (Xoroi Ediciones, Barcelona, diciembre 2015), en el que reivindico la necesidad de que las personas se reúnan físicamente para encontrarse y hablar, y advierto que el fenómeno social en que se ha convertido la comunicación virtual (redes sociales, relaciones personales a través del espacio virtual, etc.) aleja a las personas de la verdadera forma de establecer y mantener lazos sociales, como es el encontrarse cara a cara. Es decir, considero que el fenómeno social de la comunicación virtual es una fuerza más al servicio de la individualización, proceso descrito por sociólogos como Zygmunt Bauman o Ulrich Beck, que está transformando a los ciudadanos de las sociedades postindustriales, en seres individuales y solitarios.

Podéis encontrar más información en La incomunicación virtual o en la página de Facebook La incomunicación virtual.